Una empresa se descapitaliza cuando se reduce su capital social, si no existe un control puede llegar un momento en el que su neto patrimonial se vuelve negativo (el valor de las deudas supera el valor de los activos) y la empresa puede llegar al estado de quiebra técnica
Un ejemplo podría ser el reparto de dividendos de los beneficios obtenidos de una empresa.
Otro caso sería el de sacar dinero de la caja para gastos de dirección, gerenciales, extraordinarios,…En pymes o pequeños negocios existe la tendencia a sacar dinero para el uso personal. Esto debilita a la empresa y la deja sin "recursos", siempre que no se vuelva a reponer.
Hay casos como el conocido de la “abeja” que han trasladado un flujo importante de capitales a paraísos fiscales dejando a las empresas sin recursos.
En ocasiones el descenso de los recursos propios de una empresa se produce por factores propios de la dinámica del mercado que, por circunstancias que pueden ir desde la mala gestión a la pérdida de competitividad asociada a la maduración de su portafolio de productos, hace que su solución al problema del cliente no sea apropiada en un producto-mercado determinado y vea como sus ventas se reducen, pierde cuota de mercado, merma su rentabilidad y finalmente la capacidad de hacer frente a sus compromisos.
Este descenso de los recursos propios puede abocar a la regulación de empleo. A la morosidad. Al estrangulamiento de los proveedores. A la quiebra de la empresa. A la desaparición de la compañía.
Ahora bien, ¿Qué responsabilidades tiene la gerencia, el comité ejecutivo, los consejeros delegados en esta película? En principio, podría considerarse que toda la responsabilidad recae sobre sus hombros. Por acción o por omisión. Dentro de la ley o por acciones punibles.
En un buen puñado de casos la descapitalización es fruto del devenir de los acontecimientos, de la toma equivocada de decisiones, de la falta de planes de futuro, de ausencia de inversiones, de la falta de capital para acometerlas,… Claro que son responsabilidad de la dirección pero, si se puede poner un pero, no son tomadas de forma arbitraria. No son tomadas sin criterio. No se pudo, no se supo o no se quiso acometer reformas para mantener la estructura bien organizada, solvente y competitiva. A veces un director tiene que tomar partido por la opción menos mala. O confía claramente en una estrategia –con los datos de que dispone- y luego resulta equivocada. Un ejemplo es la llegada de la industrialización a nuestras economías. Fue, y es, un momento difícil y complicado. No todos los herreros se transformaron en grandes concesionarios de automoción.
Puede que por otra parte haya empresarios, gestores, directores que obren de mala fe, de forma que retiran capital de sus empresas con fines delictivos. Si delictivos. Si se hace un delito es estar fuera de la Ley. Pues son fines delictivos.
Empresarios que crean una nueva empresa para transvasar el flujo del negocio de la vieja empresa a la nueva, presentar una cuenta de resultados que de cobertura a la tramitación de un ERE y minimizar, de este modo, el impacto de los despidos en sus arcas. Para pagar menos al fisco en otros casos. Los hubo, los hay y los habrá. Es una forma de hacer negocios que debe ser perseguida.
Empresarios que han ido repartiendo beneficios y engrosando su patrimonio personal o el de sus testaferros dejando a las empresas famélicas mientras ellos se pasean en buenos coches y viven en mansiones. Deben ser perseguidos y puestos a disposición de la justicia.
Estos “personajes” no son empresarios que se vistan por los pies. No encajan en la definición. Un empresario vive por y para su negocio. Da todo lo que tiene dentro por llevarlo adelante. Es su vida. Su objetivo. Su meta. Estos individuos, que han jugado trampeando, son especuladores. Apuestan buscando un rendimiento sin importarle qué o quién queda en el camino. Son parásitos oportunistas que no saben vivir en sociedad ni entienden cual es la responsabilidad de un empresario. No tienen lugar entre nosotros. La Responsabilidad Social no acaba con las siglas S.L. o S.A. El empresario es mucho más.