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lunes, 25 de abril de 2011

Actualización de los Pecados Capitales



El 10 de Marzo de 2008, el regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, cardenal Gianfranco Girotti, presentó la siguiente lista, que fue ampliamente divulgada por los medios de comunicación, con la denominación de Pecados Sociales o nuevos Pecados Capitales:


No realizarás manipulaciones genéticas.
No llevarás a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones.
No contaminarás el medio ambiente.
No provocarás injusticia social.
No causarás pobreza.
No te enriquecerás hasta límites obscenos a expensas del bien común.
No consumirás drogas.

La lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia, los siete pecados capitales enumerados por el papa Gregorio I hace 1500 años y recogidos después por Dante Alighieri en la Divina Comedia, se habían quedado incompletos para el mundo globalizado de hoy.

Así que el Vaticano decidió modernizar la lista exhibiendo una atención especial hacia los llamados «Pecados Sociales», aquellos cuya comisión va en contra de la justicia en las relaciones entre persona y persona, entre la persona y la comunidad, y entre la comunidad y la persona.

El resultado son siete nuevos Pecados Capitales, que condenan como ofensas a Dios acciones tales como enriquecerse a costa de los demás o algunas investigaciones científicas con implicaciones bioéticas.

La situación es la misma que en tiempos de Moisés y el Arca de la Alianza. Si bien parece necesario que se lleve a cabo iniciativas como la comunicada por el cardenal Gianfranco Girotti para que la gente no olvidemos que la rectitud del comportamiento humano tiene su génesis en el Primer Mandamiento.

viernes, 15 de abril de 2011

Las proporciones de la mezcla


Existe un material genético, que predispone para el triunfo. Ferrari dispone de ese ADN. Sin duda. La escudería italiana es el objeto de deseo de todo piloto que se precie. Podría considerarse que un piloto de F1 que no haya pasado por el asiento de un Ferrari tiene una casilla en blanco en su hoja de servicio. En la sala de trofeos de Maranello hay retratos de los pilotos más laureados, entre ellos el argentino Fangio, el alemán M. Schumacher y el francés Alain Prost. Por citar alguno de ellos. Los del Caballino Rampanteacumulan, nada más y nada menos que 15 títulos de pilotos y 16 de constructores, 215 victorias en otros tantos grandes premios , 205 poles y 224 vueltas rápidas. Un genotipo dominante.

En cuanto a la preparación, como el valor en el ejercito, se presupone. Si Alonso, Massa y los más de 300 escuderos que a sus espaldas suministran piezas de diversas aleaciones, fibra de carbono, circuitos electrónicos, no dispusieran de las condiciones ideales para estar en su puesto, ya habrían dejado su plaza a otro candidato.

Por mucho que le demos vueltas, para la historia sólo quedará el triunfador. El campeón. Y es lo que vale. Todo o nada. Resulta complicado imaginarse como es cada segundo en la vida de estos personajes. Es difícil pensar en, qué pasa por su cabeza cuando abren los ojos por la mañana y, más complicado aún, entender cómo son capaces de conciliar el sueño por la noche. Cada vez que sus neuronas entren en acción se están jugando el ser o no ser. Están apostando a alcanzar el Cielo o a caer en la desgracia. Ahí es donde toma protagonismo el Trabajo. El Esfuerzo. La Disciplina. El Método.

Finalmente, en un grado ni mucho menos testimonial, tenemos el acierto. Si, el acierto. No parece oportuno llamarle suerte. Más de medio siglo en el Olimpo de los dioses, paseado la bandera roja por todo el mundo, abriendo y cerrando telediarios, llenando páginas y páginas en los diarios, es cuestión de acierto más que de suerte.

Ya lo dijo W. Churchill: “Vivid arduamente, no temáis nada y os sonreirá el triunfo”.

En Fórmula 1 o en el entorno que queramos, cada ciudadano debería, primero prepararse para desarrollar con entusiasmo, con perseverancia la pasión por la que dedique su existencia y después, luchar sin descanso para conseguir sus objetivos. Así es en la alta competición y, así debería ser, en cualquier papel que la vida asigne a todos y cada uno de nosotros. No valen medias tintas. Cada ser lleva dentro un campeón y nuestra obligación es sacarle el máximo partido.

Capacitación, cualificación, sacrifico y acierto son los ingredientes del triunfo. A Ferrari sólo le queda mezclarlos en proporciones adecuadas para ver a su pilotos en lo más alto del cajón. 

viernes, 8 de abril de 2011

El alquimista


Hay algunos asuntos que los aficionados a la Formula 1 no somos capaces de entender. Quizás, el más sangrante sea el hecho de ver como una empresa que se dedica a la producción y comercialización de refrescos, Red Bull (RB), le esté enseñando la matrícula ya dos temporadas consecutivas a toda una institución en el mundo del motor, como es Ferrari.

Todo proyecto de está índole es una combinación de liderazgo, capacitación técnica y músculo financiero –si no que se le pregunten a Carabante o a Adrián Campos-. Parece que Dietrich Matesschitz, patrón de RB, ha sabido combinar en proporciones adecuadas los ingredientes necesarios para descifrar la clave del éxito. El multimillonario austriaco ha sabido rodearse de verdaderos talentos que le han brindado el campeonato de constructores y de pilotos en la campaña 2010 y, por lo que se vio en Australia hace dos fines de semana, van a salir muy airosos en la presente temporada; son el rival a batir.

El equipo técnico, capitaneado por el británico Adrian Newey, es quizás la clave del éxito. Desde su fichaje para dirigir el equipo en 2006, el británico, no ha hecho más que mejorar los monoplazas y llevar la escudería a lo más alto del cajón. La primera decisión adoptada tuvo cierta controversia: cambió los propulsores Ferrari por los Renault V8 que montan el RB7 en actualidad. Una apuesta muy arriesgada que a la vista de los resultados ha sido todo un acierto.

Sin duda, es necesario focalizar sus dianas en el campo del diseño y en la creación de verdaderos proyectiles con ruedas. La búsqueda del equilibrio entre la velocidad y el  agarre excelente, en F1, es fundamental. Un coche de carreras debe tener la configuración necesaria para penetrar en el aire que le rodea,  que se resiste a su avance, de la misma forma que un bisturí penetra en los tejidos de un organismo. Con firmeza. Con fuerza. Pero si producir desgarraros. Dejando la mínima cicatriz. A su vez, el monoplaza debe agarrarse al suelo con una fuerza superior a la de su propio peso. Imprescindible para mantenerlo dentro del trazado y permitir al piloto dirigir su trayectoria.

Una vez que el motor suministra la potencia necesaria hay que dejar paso a la aerodinámica. Este es el campo en el que RB ha destacado sobre el resto de equipos. Las innovaciones introducidas en el doble difusor, la enorme tobera central de salida de aíre, los escapes pegados a la base del chasis, la suspensión pull-rod y el morro elevado   contribuyen a regular de forma ordenada los flujos de aíre que envuelven al bólido, asegurando una refrigeración adecuada, reduciendo la resistencia a la penetración en el aíre y evitando las turbulencias desmesuradas en la parte posterior.

Si a esto unimos el talento de dos pilotos, como son el germano, S. Vettel y el australiano M. Webber, el triunfo está en la mano.

Tal y como John F. Kennedy sentenció: “Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él”.

martes, 5 de abril de 2011

Crazy Little Thing Called Love



Aún tengo en la memoria grabado, grabado a fuego, el día que vi los Inmortales en el cine. No era un cine como los de ahora con efectos, ni un gran sonido, pero tampoco hacía falta. Salimos del cine, uno de mis mejores amigos y yo, y nos fuimos a Foro donde compramos el álbum de los Inmortales y el directo Queen Wemdbley –quizás el primer gran concierto de la era moderna. Luego más tarde alguien que me tiene en sus rezos me regaló el video del concierto. Lo habré visto como 100 veces y no exagero-.

Aquel día en el Gran Cinema de Lorca descubrimos una gran Banda. De las mejores. No nos vamos a poner ahora a ver si los U2 o los Stones, por citar algunos, son los mejores. Cada una tiene su punto. Desde luego Queen supo marcar un estilo; unos coros desconocidos hasta la fecha. Una puesta en el escenario que rompió moldes y dio lugar a los megaconciertos como los conocemos hoy día: imágenes, coros, conexión con el público, ritmo vertiginoso, 100.000 personas, coreografía, himnos que han quedado para la historia… Una guitarra en manos de Brain May que pone, ha puesto y pondrá el ritmo y la energía a miles a miles de escenas que circulan por mi córtex cada día. Podría montar una secuencia de imágenes al ritmo de sus riff que dejaría en mantilla a los Blues Brothers e incluso al Capitán Villard. Lo vi junto a dos magníficos amigos en el Calderon como telonero de Guns&Roses –ya tocando en solitario-. Al que no pude ver, y mira que faltó un pelo, fue a Freddy Mercury.

Cuando Freddy murió yo había pasado por Granada. Allí conocí a un malagueño que había estado en el concierto de Marbella en Agosto del 86. Tenía una reliquia en su apartamento: una baqueta de las que usó Roger Taylor en aquel concierto y que lanzó al público al terminar una de sus cabalgaduras por los tambores. La fortuna hizo que cayera en mis manos 2 años más tarde.

Queen iba a tocar de nuevo en España y la gira ya estaba organizada cuando empezaron los rumores del deterioro del catante. Finalmente el 24 de Noviembre del 91 se apagó su llama. No pude ir a verlos en directo. Pero si que hicimos una gran velada en el Vaya con Dios, ese mismo fin de semana. Estuve pinchando temas de los Queen hasta que los discos echaron humo. Tengo que decir que lloré. Aquella Navidad recibí de mi mujer uno de los mejores regalos que me han hecho y que me harán: la discografía completa de los Queen. Desde entonces mi pelo, sin que nadie lo haya advertido, está cortado siguiendo la imagen de John Deacon –el último en incorporarse al grupo-. Fue el autor de un punteo de bajo que marco estilo: ¿quién no recuerda Under pressure?

Hoy hace 40 años de su debut como banda. 40 años son pocos para una banda inmortal:.¡Fighting for survival!